Muchos de los proyectos que realizamos en el campo del marketing, la psicometría y las evaluaciones requieren un grado superior de adaptación para garantizar la equivalencia cultural y funcional de los textos traducidos. Aquí es donde entran en juego la localización y la adaptación.
¿Qué significan realmente los conceptos «localización» y «adaptación»?
¿Qué entendemos por localización y adaptación? Para empezar, a un estadounidense le resultará extraño que escribamos «localisation» (localización) con «s». Pero como somos una empresa con sede en el Reino Unido, debemos seguir nuestras reglas ortográficas, con el permiso de nuestros amigos estadounidenses.
Localización
La ortografía es solamente una parte de un proceso de traducción y localización de alta calidad, que puede requerir modificaciones al pasar de un país de destino a otro (es decir, de la «localization» en EE.UU. a la «localisation» en inglés del Reino Unido).
La localización consiste, en general, en tomar un elemento del texto original y modificarlo para que tenga sentido en el mercado de destino. Las monedas, pesos y medidas son solo algunos ejemplos de aspectos que es necesario localizar. Con ello se consigue que la traducción resulte más comprensible.
Por ejemplo, en España, la fecha «11 de agosto de 1988» se escribe 11/08/1988.
En EE.UU., la misma fecha se entendería como 8 de noviembre de 1988, ya que el mes se escribe antes que el día. Por lo tanto, cuando el país de destino es EE.UU., hay que utilizar el siguiente formato para las fechas: 08/11/1988.
Hay otros muchos aspectos que puede que se deban localizar, como por ejemplo:
- Las horas
- Las monedas
- Los números de teléfono
- Los pesos y las medidas
- Las imágenes y los iconos
- Los colores
- Las convenciones (formatos de nombres, estructuras de correo electrónico, etc.)
Sin embargo, una simple localización por sí sola no hará que el texto tenga sentido en el país al que va dirigido.
Adaptación
En algunos casos, la localización no es suficiente y hay que adaptar más el contenido para garantizar la equivalencia entre el texto original y el traducido. Esto ocurre principalmente cuando se traducen textos altamente especializados, como pruebas o evaluaciones tanto clínicas como no clínicas. Sería necesario, por tanto, llevar a cabo el proceso de adaptación para asegurarnos de que el material tenga sentido y funcione según lo previsto para cada audiencia.
La adaptación es el proceso consistente en introducir cambios contextuales que modifican la redacción o el escenario de una traducción, pero conservando su objetivo último.
Veamos un ejemplo.
En una evaluación de psicología clínica que tradujimos al húngaro, se pedía al participante en una de las pruebas que realizara cálculos monetarios. En el texto original, expresado en dólares estadounidenses, la cifra era 10.
Si nos limitásemos a cambiar el símbolo de la moneda, el texto traducido diría 10 florines, que es la moneda de curso legal en hungría. Sin embargo, dado que el tipo de cambio en aquel momento era 1 $ = 244 florines, la cantidad resultante, equivalente a 4 peniques estadounidenses, no tendría sentido para realizar un cálculo sobre una transacción en la que la persona realiza una compra y le devuelven el cambio.
Por lo tanto, es necesario adaptar la cantidad para que tenga sentido en el contexto húngaro. Dado que la cantidad original era 10 $, habría que multiplicar 244 por 10 y redondear el resultado a 2500 florines. Esta cantidad sí tendría sentido en Hungría para una persona que entra en una tienda para comprar algo y calcular el cambio que deben devolverle.
Sin embargo, al adaptar un texto también hay que tener en cuenta la realidad financiera existente en otros países. En la India, por ejemplo, el equivalente de 10 $ en la moneda local puede ser el salario mensual de una persona, por lo que no se trata en absoluto de una cantidad pequeña, mientra que en EE.UU., en general, sí lo es. Por lo tanto, habría que adaptar la cifra para expresar una cantidad que sea realista en el país de destino.
- Hay que hacer la conversión de la cantidad de dinero a la moneda local del país de destino.
- Puede que sea necesario ajustar las cantidades para garantizar que sean significativas en el país de destino. Cuando Italia todavía utilizaba la lira como moneda, no habría tenido sentido convertir 1 dólar en 1 lira sin más, ya que 1 lira prácticamente no tenía valor.
- Las cantidades también tienen que ser relativas: una evaluación con un juego de roles puede requerir que alguien vaya a una tienda y calcule el cambio que le dan al finalizar sus compras. Si se usa un billete de 50 dólares para comprar algo de comida, hay que tener en cuenta que esta cantidad puede representar el salario mensual de una persona en otros países, así que es posible que un billete de esta cantidad no se pueda usar en el país de destino.
- En EE.UU. encontramos monedas con diferentes nombres: dollar (dólar), quarter (25 centavos), dime (10 centavos), nickel (5 centavos) y penny (1 centavo). En muchos países europeos, las monedas son solamente el euro y el céntimo. El hecho de tener tantas distintas denominaciones para las monedas y los billetes hace que el cálculo se tenga que adaptar.
Otros ejemplos de aspectos que es posible que haya que localizar o adaptar son las listas de palabras en ejercicios de memoria o las unidades de medida en pruebas de aptitud (por ejemplo, a veces hay que hacer una conversión del sistema métrico al sistema inglés).
Ejemplos de localización y adaptación
Un ejemplo final de localización y adaptación es el cálculo del número de baldosas para cubrir la pared de un baño.
En el ítem de la prueba psicométrica original, la pared medía 10 por 5 pies y las baldosas medían 6 pulgadas cuadradas. Si se localiza esto para un país que utiliza el sistema métrico, el cálculo sería de aproximadamente 3 m x 1,5 m y las baldosas medirían 30 cm². El nivel de dificultad cambia si los tamaños se localizan a las medidas métricas equivalentes.
Por consiguiente, cambiamos el tipo de habitación a una oficina, las baldosas de pared a baldosas de moqueta y el tamaño de las baldosas a 50 cm². De esta forma, el suelo de la oficina podía medir 10 por 5 metros y era razonable que las baldosas midieran la mitad de un metro cuadrado, manteniendo así la respuesta y el nivel de dificultad relativo del ítem original.